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El perfil completo del moroso profesional elaborado por Pere Brachfield
Para detectar a un moroso profesional solo hay que comprobar si el sujeto sospechoso de serlo reúne 20 de los rasgos que a continuación se relacionan.
Por lo general es un varón con una edad entre los 30 y 70 años.
- Es un individuo que tiene la habilidad de hacerse pasar por empresario, pretendiendo ser un hombre de negocios respetable. En realidad suele ser un emprendedor fracasado e insolvente.
- Carece de ingresos fijos y de patrimonio personal
- Es una persona proveniente de la clase media-alta, educada, con estudios superiores y con un elevado nivel cultural.
- Posee una buena capacidad de comunicación interpersonal y tiene una enorme inteligencia emocional.
- Se siente superior y está íntimamente convencido de ser mejor que los demás.
- Tiene una situación familiar irregular (no se sabe si está casado, soltero, divorciado, o separado). Es promiscuo, cambia con frecuencias de pareja. Es frecuente verlo en compañía femenina, generalmente con mujeres jóvenes y atractivas. A pesar de tener múltiples amantes acostumbra a vivir solo para tener más libertad y desarraigo. También puede emparejarse con señoras con buena posición que le ayudan en sus actividades económicas.
- Tiene un carácter sumamente afable, simpático, es un gran seductor, es divertido, atractivo, tiene un gran don de gentes, cae bien a los demás e inspira confianza.
- Es un sujeto urbano, prefiere vivir en las grandes ciudades y suele residir en una zona de clase alta o en un barrio residencial (siempre de alquiler) pero cambia con frecuencia de domicilio ya que no suele pagar los arrendamientos y además cambiando a menudo de lugar de residencia, le permite eludir a sus acreedores.
- Le encanta el dinero y busca ganancias sin límites a corto plazo sin importar los perjuicios que su beneficio ocasione a los demás
- Siempre tiene múltiples proyectos de negocio, pero ninguno sólido, con arraigo o con activos; sólo tiene tarjetas de visitas con anagramas diversos.
- Puede actuar bajo distintos alias y utilizar varios nombres para cometer sus fechorías. Algunos morosos profesionales que se hacen pasar por aristócratas, personajes de la alta sociedad o capitalistas. Los más astutos utilizan sociedades limitadas como pantallas legales para ocultar su identidad y realizar sus negocios.
- Va creando sucesivamente distintos negocios ya que cuando llega al límite y no puede seguir eludiendo a sus acreedores, pega el persianazo, cierra la empresa tapadera que le servía para operar comercialmente y desaparece. Luego monta otro negocio en un lugar diferente y con otra denominación social. De esta forma suele conseguir nuevos créditos. En realidad ninguna empresa cuenta con activos sólidos y sólo deja un reguero de deudas detrás de los nombres comerciales que utiliza.
- No siente ningún remordimiento por los perjuicios que provoca a sus acreedores. De modo que no tiene sentimientos de culpa ni ansiedad. Se siente a gusto consigo mismo.
- No conoce el significado de la empatía; no siente nada por los demás. Nunca le preocupa lo que sienten las personas a las que engaña.
- Es un individuo totalmente insolvente, ya que no tiene propiedades registradas a su nombre ni ningún activo embargable. En ocasiones ha creado un entramado de sociedades para ocultar sus bienes o los tiene a nombre de su pareja.
- Es un individuo con buena presencia, atractivo, elegante, le gusta vestir con prendas caras, usar complementos de la mejor calidad, llevar joyas y relojes de lujo.
- Suele conducir coches de alta gama que ha conseguido en régimen de renting o leasing
- Suele impagar a sus acreedores bastante pronto, generalmente cuando ha conseguido ganarse la confianza del nuevo proveedor y haber obtenido suficiente crédito para que le resulte rentable su esfuerzo.
- Mantiene en todo momento la cabeza fría ante las dificultades y exhibe siempre una gran serenidad para escaquearse de sus responsabilidades.
- Nunca asume responsabilidades directas por el impago. El nunca tiene la culpa y siempre tiene tendencia a implicar a terceras personas. Nunca dice que no paga, sino que el responsable de la falta de pago es otro: es culpa de su socio, de su contable, de su secretaria, del banco, de la crisis o la clásica excusa de que no puede pagar porque a su vez alguien no le ha pagado todavía.
- Es un auténtico Houdini para escabullirse de sus numerosos acreedores y conoce todas las estratagemas para escaquearse.
- Puede llegar a tener personalidades múltiples –puede tener varias caras según le convenga– y tiene una gran capacidad de mimetizar con todo el mundo, adaptándose con facilidad al entorno y al perfil de sus interlocutores.(es un personaje camaleónico)
- Con el tiempo acaba siendo un personaje suficientemente conocido en su sector y en los ámbitos sociales de su zona y nadie se fía de él, pero aprovecha la apertura de nuevas sucursales bancarias, la aparición de nuevas empresas, la inauguración de nuevos negocios, para encontrar nuevas víctimas y “dar un buen golpe”. Cuando ha quemado una zona se traslada a otra para volver a reanudar sus andanzas
- Suele planificar sus acciones para hacer operaciones de importes elevados, ya que no se molesta en “trabajar” por minucias
Le da lo mismo que le lleven ante los tribunales, ya que por un lado es totalmente insolvente, por lo que no le pueden embargar nada, ni le pueden meter en la cárcel por deudas, y por otro como cambia habitualmente de denominación social, de sector y de zona de actuación, no le preocupa lo más mínimo que se divulgue su condición de moroso contumaz en el entorno actual.
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